Girl with a Pearl Earring

Atraída esta vez no por un autor o una novela, sino por la obra de Vermeer acudí con mucha expectativa a ver Girl with a Pearl Earring. La película no me defraudó.

Ambientada en Holanda del siglo XVII, esta historia basada en la novela de la escritora Tracy Chavalier, trata de recrear cuál habría sido el origen de la misteriosa muchacha del cuadro y en qué circunstancias habría sido pintado. En la película, la historia se desarrolla en torno a estos dos personajes: el pintor y la musa. Esta relación que superficialmente es la de patrón-sirvienta se convierte en un íntimo, sutil y silencioso intercambio de comunes interes y sobre todo visiones sobre composición y color.

El ritmo de la película corresponde al de una época menos vertiginosa que la actual. Es perfecto, pues es lento siendo a su vez armonioso con la historia. Es ideal para poder centrar la atención en los diálogos y sobre todo en las expresiones de los personajes que hablan más por sí solas.

Pero, sin lugar a dudas, lo mejor de la película es el tratamiento del color y la luz. La atmósfera de cada encuadre (sobre todo aquellas en el estudio del pintor) son casi iguales a las de los cuadros de Vermeer. Sólo en algunas escenas (y en eso se fijó el ojo técnico de JL, mi esposo) la calibración de los colores tendían a saturarse en los blancos haciéndolos muy brillantes. Pero, son muy pocas estas escenas y no desmeritan para nada al resto. Una película, en suma, muy recomendable.