La seducción de la inocencia

Gracias a un feroz resfriado que me tiene confinada entre cuatro paredes, ayer tuve la oportunidad de revisitar una de mis películas favoritas: La edad de la inocencia (1993), una obra maestra de Martin Scorsese, basada en la novela de Edith Wharton, ganadora del premio Pulitzer en 1921, justamente por este libro.

La historia está localizada en el Nueva York de fin del siglo XIX, donde reinaban y se imponían las "viejas" familias, los apellidos aristócratas. Cada movimiento, cada acción, es un ritual sujeto a la crítica de la sociedad entera.

Newland Archer (Daniel Day Lewis) y May Welland (Winona Ryder), están comprometidos, y esta es una alianza a todas luces perfecta, pues no sólo se estarían emparentando dos de las familias más importantes, sino que aparentemente, ellos dos se aman de verdad.

Pero esta situación se ve enturbiada por la presencia de la prima de May, Ellen (Michelle Pfeiffer) también conocida como condesa Olenska, quien ha huido de su marido europeo en complicidad con el secretario de éste, viniendo a establecerse sola en Nueva York. Esto, de por sí un pecado en la conservadora sociedad de entonces, se ve agravado por el hecho de que Ellen, una mujer, desea divorciarse.

May decide protegerla, porque a pesar de ser ella el perfecto retrato de una dama joven de la época, le tiene verdadero cariño a su prima y carece de malicia. A la vez, Newland decide hacer lo propio, en un principio guiado por una rebeldía contra las normas sociales hipócritas y absurdas. Luego se enamoraría apasionadamente de esta mujer diferente a todas las demás.

Sin embargo, jugando su propio papel de inocente, May logra que Newland se quede a su lado, interpretando para siempre el papel de caballero, buen esposo y mejor padre de familia.

La historia está compuesta de acciones sutiles, como sutil es la cámara de Scorsese que en base a close-ups y detalles nos seduce completamente. Basta como ejemplo la escena de “sexo” en la cual Newland desviste la mano de la condesa Olenska, un guante con tres botones dorados. Eso es todo, eso lo dice todo...

Como todas las historias de amor imposible, ésta resulta encantadora. Las actuaciones son realmente geniales y la música que acompaña al film es una belleza. Esta película vale la pena ser vista de nuevo.

Dato:
Hay un cameo del propio director Martin Scorsese, quien interpreta al fotógrafo del matrimonio de May y Newland.

Comentarios

gamma-normids dijo…
Peliculon! Con un Winona llena de talento.
monich dijo…
Gran obra cinematográfica. Me encanta también la forma en que Scorcese presenta en plano secuencia, movido, pero no mareante, a todos los personajes en la escena de la fiesta. El guión es sensacional y el registro de los tres que hacen el triángulo amoroso permiten que uno se "prenda". Ah, me olvidaba: me encanta también como Scorcese plantea la escena en la que Archer descubre que la condesa tuvo un "affaire de una noche" con otro sujeto.
Laura Martillo dijo…
Y nadie apreció la fotografía?

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