Brokeback Mountain: "Si esto no es Amor..."
Me reafirmo en mis comentarios que sobre este filme hice en mi blog. Sobre lo que es el amor, no ví nada más que miradas y sensaciones que conducen el vehículo romántico por las rutas de la pasión. La pasión y el deseo son componentes del amor pero por si solos no son el amor.
El maestro Ang Lee, director del filme, ha querido rendir tributo a la naturaleza contextualizando la historia en un ambiente bucólico, lleno de paisajes impresionantes. La música intimista de guitarra y folk-country cumplen con su cometido de trasladar al espectador al otro lado de la pantalla.
Sin embargo esto no ayuda a convertir Brokeback Mountain una historia de amor. Love is not a force of nature: la historia de la relación entre Ennis del Mar y Jack Twist que se propone como la columna vertebral del argumento no evidencia ningún signo de amor.
Si seguimos cronológicamente la historia de amistad de los dos vaqueros, nos encontramos en primer lugar, con que se pasa de una normal convivencia entre compañeros de trabajo a un encuentro sin que medie un proceso de conversaciones o aproximaciones afectivas que preparen lo que se supone que va a ser una relación amorosa. No conocemos nada de lo que es el enamoramiento, sino una atracción mutua. Una vez que ya se "conocen", cada uno se casa con una buena mujer con la que fundan sendas familias. En aquellos años no estaba bien visto ser gay, pero no era obligatorio casarse; podían haber seguido solteros, y mantener una gran libertad para organizar su calendario de encuentros. ¿La sociedad represiva les obligó a casarse? Desde el primer bandido de la historia del western (1903) a Clint Eastwood, asesino desesperado en "Los Imperdonables" (1992), el matrimoniarse o levantarse a una chica no era un imperativo, ni siquiera costumbre entre las leyendas del western.
La cosa es que casados y con familia, y manteniendo relaciones sexuales con sus esposas, siguen viéndose cada "x" meses con la excusa familiar de que van a cazar.
Lo que más me llamó la atención es que en todo ese tiempo ninguno de los vaqueros muestra jamás el más mínimo interés en la vida del otro, en su mujer, hijos... toda la existencia del “amado” es como un paréntesis insignificante entre cada encuentro que se insinua sexual a partir de cada acercamiento que no cuenta con un intercambio interpersonal que nos indique que hay algo más que "caricias". Las miradas brillantemente interpretadas por los actores no son conversación telepática.
Los vaqueros quieren estar solos, sin que ninguna de las circunstancias reales del entorno personal de cada uno pueda afectar esos encuentros que por idílicos no dejan de ser evasión. De hecho, la cosa se malogra cuando Ennis tiene que ocuparse de su hija una vez que su mujer le abandona. Jack se niega a que su amigo cumpla sus obligaciones de padre y "rompen". Además, cuando Jack pasa tiempo sin ver a Ennis hace sus encuentros con otro sujeto. En definitiva, hay atración sexual y apasionamiento. La acción dramática de la obra es la lucha contra viento y marea por llevar adelante la relación, lo cual constituiría lo romántico. Pero de amor, lo que se dice amor que bien podría ser "procurar la felicidad del ser amado", no hay vestigio.
Aunque las interpretaciones de Heath Ledger y J. Gyllenhaal son excelentes, el envoltorio es demasiado acaramelado para ser creíble. Especialmente humillante es el trato que reciben sus esposas, concretamente Alma, víctimas de una doble vida llena de mentira y desprecio hacia la propia familia. En mi opinión lo que verdaderamente se subvierte en esta película no es el genero fachista del Western, sino lo que es el amor de pareja y la familia (la bestia negra de los movimientos de liberacion sesentaiocheros).
En fin, siendo indulgente con mi propio goce estético, esta historia es un romance con poco amor, mucho de telenovelesco (donde la belleza de las heroínas y los heroínos pretenden justificar toda inconsistencia) y que huele demasiado a cazapremios. No pretendo ofender a mis amigos homosexuales, pero no creo que esta película deba convertirse en su paradigma de relato de amor. Para eso sigo prefiriendo Sunday Bloody Sunday (1971) de Schlesinger.
El maestro Ang Lee, director del filme, ha querido rendir tributo a la naturaleza contextualizando la historia en un ambiente bucólico, lleno de paisajes impresionantes. La música intimista de guitarra y folk-country cumplen con su cometido de trasladar al espectador al otro lado de la pantalla.
Sin embargo esto no ayuda a convertir Brokeback Mountain una historia de amor. Love is not a force of nature: la historia de la relación entre Ennis del Mar y Jack Twist que se propone como la columna vertebral del argumento no evidencia ningún signo de amor.
Si seguimos cronológicamente la historia de amistad de los dos vaqueros, nos encontramos en primer lugar, con que se pasa de una normal convivencia entre compañeros de trabajo a un encuentro sin que medie un proceso de conversaciones o aproximaciones afectivas que preparen lo que se supone que va a ser una relación amorosa. No conocemos nada de lo que es el enamoramiento, sino una atracción mutua. Una vez que ya se "conocen", cada uno se casa con una buena mujer con la que fundan sendas familias. En aquellos años no estaba bien visto ser gay, pero no era obligatorio casarse; podían haber seguido solteros, y mantener una gran libertad para organizar su calendario de encuentros. ¿La sociedad represiva les obligó a casarse? Desde el primer bandido de la historia del western (1903) a Clint Eastwood, asesino desesperado en "Los Imperdonables" (1992), el matrimoniarse o levantarse a una chica no era un imperativo, ni siquiera costumbre entre las leyendas del western.
La cosa es que casados y con familia, y manteniendo relaciones sexuales con sus esposas, siguen viéndose cada "x" meses con la excusa familiar de que van a cazar.
Lo que más me llamó la atención es que en todo ese tiempo ninguno de los vaqueros muestra jamás el más mínimo interés en la vida del otro, en su mujer, hijos... toda la existencia del “amado” es como un paréntesis insignificante entre cada encuentro que se insinua sexual a partir de cada acercamiento que no cuenta con un intercambio interpersonal que nos indique que hay algo más que "caricias". Las miradas brillantemente interpretadas por los actores no son conversación telepática.
Los vaqueros quieren estar solos, sin que ninguna de las circunstancias reales del entorno personal de cada uno pueda afectar esos encuentros que por idílicos no dejan de ser evasión. De hecho, la cosa se malogra cuando Ennis tiene que ocuparse de su hija una vez que su mujer le abandona. Jack se niega a que su amigo cumpla sus obligaciones de padre y "rompen". Además, cuando Jack pasa tiempo sin ver a Ennis hace sus encuentros con otro sujeto. En definitiva, hay atración sexual y apasionamiento. La acción dramática de la obra es la lucha contra viento y marea por llevar adelante la relación, lo cual constituiría lo romántico. Pero de amor, lo que se dice amor que bien podría ser "procurar la felicidad del ser amado", no hay vestigio.
Aunque las interpretaciones de Heath Ledger y J. Gyllenhaal son excelentes, el envoltorio es demasiado acaramelado para ser creíble. Especialmente humillante es el trato que reciben sus esposas, concretamente Alma, víctimas de una doble vida llena de mentira y desprecio hacia la propia familia. En mi opinión lo que verdaderamente se subvierte en esta película no es el genero fachista del Western, sino lo que es el amor de pareja y la familia (la bestia negra de los movimientos de liberacion sesentaiocheros).
En fin, siendo indulgente con mi propio goce estético, esta historia es un romance con poco amor, mucho de telenovelesco (donde la belleza de las heroínas y los heroínos pretenden justificar toda inconsistencia) y que huele demasiado a cazapremios. No pretendo ofender a mis amigos homosexuales, pero no creo que esta película deba convertirse en su paradigma de relato de amor. Para eso sigo prefiriendo Sunday Bloody Sunday (1971) de Schlesinger.
Comentarios
El amor no son solo uestras ni puro sentimiento. Es un acto de la razon, no de los instintos