Monster House

El principal motivo para ver Monster House (2006), o La casa de los sustos, como ha sido titulada en castellano, era el crédito de Steven Spielberg en la producción... Después de todo, la fabulosa película animada Shrek se produjo bajo la firma de DreamWorks, cuando la compañía era propiedad de Mr. Spielberg. Y con esa expectativa por delante, Monster House resulta tan sólo regular.

La historia trata sobre la casa de un vecino anciano cascarrabias que cobra vida y quiere acabar con toda forma de vida en el barrio. Y por toda forma de vida nos referimos a los tres pre-adolescentes protagonistas, pues al parecer a los animadores se les olvidó que en un barrio viven más de tres personas.

La humanización de la casa es genial, a eso no le quitaré crédito. Y supongo que hubiera sido mucho mejor verla (oirla) con la voz original de Kathleen Turner, pero me tocó verla doblada. El personaje del anciano macabro, el señor Nebbercracker, también resalta. Pero las criaturas... Ay, las criaturas (sí, esas del afiche, los protagonistas, los héroes)... Me parecieron mal planteadas, forzadas y antipáticas... Dificilmente, si uno no se identifica con los héroes puede saborear bien la película.

Monster House hubiera estado muy bien como una de las Amazing Stories del Spielberg de los 80, pero no como un largo de este siglo. Sobretodo, viniendo después de los muy logrados estrenos de Cars y Vecinos Invasores, vayas que le quedaron muy altas.

El otro productor ejecutivo de Monster House es el compinche de Spielberg, Robert Zemeckis, quien tiene en su haber películas muy buenas como El Naúfrago o Forrest Gump y otras muy malas como Gothika o la Casa de la Cera. Así que ambos nombres en los créditos, aunque sumamente prometedores, nos pueden llevar igualmente a la decepción. Nada es garantía en el 7mo. arte.

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